miércoles, agosto 31, 2005

... (o Pensaba 2)

Pocas ideas, poca reflexión, poca acción, poca onda y poca hontas...
Leo mil blogs. Algunos me gustan. A veces, si me gustan, comento. Si me gustan las personas que escriben, no si me gusta su blog.
Me divierto en Arranques con los cuates y silencio en La Periferia, solo.

De repente me veo empantanado, echando barro para atrás pero sin avanzar ni un metro. Relajado, relajadísimo. Y no debiera ser así. Machías, para arrancar, dice necesitar una dosis de adrenalina. Yo ni así. Si hay algo que no falta en estas venas es adrenalina.

Pero bueno... me justifico. Siempre me justifica eso de "ser periférico" (magnífica estupidez, realmente magnífica), pero el asunto acá es que la justificación viene por otro lado. Adaptación podría ser. Volver al ruedo y a la lucha (al curro y a la chamba, según el país) después de varias semanas... raras, al menos raras.

Cumplo. Y ya. Pero es tiempo de más.
No me encuentro, por más que busco, revuelvo, observo, analizo, y vuelvo a revolver.

Revolver... suena a pistola... nunca había notado el homónimo que asocia a la cocinera con el cowboy y con los Beatles (denme la licencia poética del acento).

Busco, pero no tengo idea de qué es lo que busco. Y voy a encontrar sin saber para qué encontré. Fumo demasiado, y como analizo todo, pienso... "qué carajo es lo que te está faltando para que fumes y fumes y fumes sin parar?". El pucho reemplaza, no? Como casi todas las adicciones...

Y cuando digo demasiado, es realmente demasiado. Más de lo que mi cuerpo, para muchos insanamente resistente, es capaz de soportar.

Demasiado. Demasiado, la palabra demasiado, siempre me condujo a discusiones. Demasiado es mal. Es más de lo posible, más de lo aceptable, más de lo soportable. "Te quiero demasiado" es malo. Querer demasiado es que uno se excedió del querer posible y está en una zona peligrosa. Yo no quiero demasiado a nadie. Yo quiero mucho.

Manía analítica. Manía autoanalítica... Ciega manía. Porque analizo si me conviene. Bueno... tuerta manía.

31 de agosto, y por más que no lo pensé en todo el día, ahora se que no debería olvidar esta fecha. Esta fecha impresa en un telegrama. Yo pensé que los telegramas eran diferentes. Ayer quería llorar. Hoy reina la apatía. Mañana voy a sonreir, ya habiendo superado la mutación. Y voy a hacer. Ya no leer, ni decir, ni analizar.

Lo digo yo.

Mi propio adivino.

martes, agosto 30, 2005

Nivola

El post de hoy de Vietnat me hizo acordar a unas líneas de Unamuno que lei anoche. Están en un post post prólogo llamado Historia de Niebla, que este muchacho firma en 1935 y dicen así:

"¡Cuán otros que esos presos de apabullante ramplonería que andan preocupados de lo que llaman la verosimilitud! O de los que creen vivir despiertos, ignorando que sólo está de veras despierto el que tiene conciencia de estar soñando, como sólo está de veras cuerdo el que tiene conciencia de su locura. Y "el que no confunde se confunde", como decía Victor Gotti..."

Crítica de sus tiempos quizás. O crítica de las críticas que le hacían en sus tiempos... Unamuno se atrevió a cuestionar la base misma de la literatura, esa suprema autoridad de autor sobre el personaje, la historia. Y eso lo hace muy periférico.

lunes, agosto 29, 2005

Aburrido y desvelado...

... quedé luego del post anterior.
No tuve mejor idea que releer todo (TODO) lo escrito en este blog desde mediados de mayo hasta hoy... Comments incluidos.

Fue raro. La mayoría del tiempo me sentí bastante idiota (un pene, para decirlo en léxico argento). Luego, avanzando hacia el pasado, me dio la sensación de que voy involucionando en lugar de "puliéndome" o mejorando (personal o literariamente) a medida que pasa el tiempo. Por último creo que el concepto de periferia se fue perdiendo... Aunque siempre está implícito, ya no es el asunto central o en cuestión. Igual eso no creo que esté mal.

Fueron meses densos. De maneras diferentes, pero densos. México es denso y yo por momentos soy un terrible denso, pesado, aburrido. No me entiendo, me contradigo y muchas veces ni me acuerdo qué quise decir. Manía críptica la mía, no entiendo a veces cómo la soportan.

Pero bueno... disfruté cada "publish post" y lo seguiré haciendo. Si el lector premeditado o el visitante desprevenido alcanzaron el mínimo gozo, mejor, muuucho mejor.

Me di cuenta de que nunca medité demasiado lo escrito o el hecho de hacerlo público. Y eso lo hace válido. Por algo cada post tiene su fecha y hora. Certifico que eran cosas que me pasaban o pensaba ese día a esa hora. Algunas siguen, otras volaron, muchas no se, porque realmente no se qué quise decir. Maldita esquizofrenia. Al menos no creo haberme reprimido.

Me odié y también me envidié. Y calculo que seguirá siendo así. El control de calidad todavía no es mi especialidad. Escupo palabras, ya veremos qué sale. Esto que estoy escribiendo está escupido, vomitado, no se ni porqué lo escribo. No significa nada. Lo voy a volver a leer mañana. Y quizás de nuevo en 3 o 4 meses. Y pensaré, como pensé hoy... "este pibe es un boludo"... "y escribe demasiado fragmentado".

No se preocupen. Me quiero mucho. Y la paso muy bien. Ahora sí. Ta mañana.

AntiSpam

Puede ser medio garrón, pero para evitar el ya típico y siempre molesto comment spam, ahora para dejar un comment hay que tipear una palabra que aparece en una imagen.

Es como cuando te registrás. Lo que hace es evitar el registro o el comentario automatizado. No creo que evite comentarios pelotudos, siempre que sea una persona de carne y hueso la que lo haga, pero eso no es problema. Todos los comentarios son bienvenidos si son de "alguien" y especialmente si están firmados.

Prendanse en la movida antispam, por un blogging más molesto pero menos molesto.

Bueno... eso! Eso y que el domingo estuvo deluxe. Menos delirio y boludeo que el sábado, más relajo, pero en un entorno increible de montaña y bosque que parece mentira que esté a escasos minutitos de esta monstruosa ciudad. La Marqueza puso el contexto, el super la carne para el asado, los amigos la onda. Luego peli divertida con proyector en gigantesca pared blanca. Faltaron las palomitas nomás.

Pensaba... La Marqueza, La Condesa... no tienen nada que ver una con la otra, pero estas dos damicelas me hacen pensar que podría encarar una vida de poligamia.

Mañana es un día importante. Es hora de prepararlo en sueños. Saluti.

sábado, agosto 27, 2005

Delerium

Antes deliraba los viernes. Cansado, terminando la semana, era todo fantasía, casi inentendible, "el pibe se fumó algo".

De repente deliro los sábados. Algo así como relajado, medio cansado, aburrido... qué más se puede hacer?

Tampoco son delirios que uno diga "pero que creativo es este pibe"... Pero bueno, a mí me alivia. No se qué me alivia, pero me alivia.

Son tonterías... es escribir un mail narcóticamente ininteligible. Es hacer reir a una amiga por chat. Es hablar en refranes... refranes existentes o inventados, máximas y automáximas, difícilmente interpretables.

Es caminar con un amigo por Condesa sin destino fijo, desafiando a las piernas (y al amigo). O saludar a la gente que pasa en el Turibus (y que por un momento se cree que esta ciudad es, posta, la ciudad de la esperanza... o de lo boludos alegres).

Un modelesco "nomeimportaelquédirán" por un rato, al menos mientras brilla el sol. Un "mevalemadre" de autoentretención. Y rinde frutos. En la amiga que se rie del otro lado del msn. O de pensar en qué pensarán cuando lean tan estúpido mail, con una sonrisa alcanza. Y rinde frutos, al ver pasar otro Turibus y que el saludo ahora venga de arriba, del piso superior de bondi inglés sin techo, mientras me manyo el beiguel con quesito a lo minita cool y cuidada.

Y así pasa un sábado, otro sábado, de nuevo aquí, en esta ciudad que me sube los humos y las aspiraciones, que me llena de mocos, carrasperas, oidos tapados, me hincha los pies y la jeta y me eleva un poquito, un poquito, vaya uno a saber en qué dirección.

Y vendrá la noche.
Y vendrá el domingo.

Y el pseudoborder que llevo adentro marcará las horas de un relajo profundo, un descanso de niño juguetón cuando ya abrió los regalos de navidad y sólo quiere dormir y que papá lo lleve a casa. Y será feliz, también, aunque alguno piense que de boludo alegre pasé a depre triste, a lacra en su laberinto.

Ya vendrá otro sábado. Y en el medio LMMJV, carga de tanque, acumulación de energía creativa o boludística. Y otra sonrisa, y otro relajo. En este ciclo. A lo vuelta al mundo. Y péndulo de Foucault. Adiós.

PD: un día me atreví a decirle a alguien que la vida podía ser como una vuelta al mundo en la que pensábamos que todo era nuevo pero que veíamos siempre lo mismo, aunque no nos acordáramos de la vuelta previa. Y ese alguien se atrevió a decirme que no había indicios de que al llegar de nuevo a un punto siguiéramos siendo los mismos, y que quizás por eso creyéramos ver siempre algo nuevo. Gracias alguien.

PD2: se me hace que era un sábado, por el delirio del asunto de la vuelta al mundo del parque de diversiones, que vendría a ser la vida... o eso era la vuelta al mundo?

jueves, agosto 25, 2005

Ipso facto...

Es un hecho:
- El agua en el inodoro ya gira de nuevo para el otro lado.
- La comida de nuevo pica.
- Vivo de nuevo solo.
- Y escribo.

Llegué hace escasa hora y media. Todavía no vi ni pisé el Periférico. Pero anduve por el Circuito Interior... y es que quizás para llegar a La Periferia antes haga falta un buen rato de introspección?

Los saludo. Vuelvo pronto.

viernes, agosto 19, 2005

Link

Lo que tenía para decir hoy en La Periferia, lo puse en Arranques. Son algunas formulas simples para estar bien a pesar de todo y de todos. Y son bastante periféricas.

Están acá.

Vuelvo later!

jueves, agosto 18, 2005

Buena noche final...

Fue hace casi exactamente un año. Esa última vez, su último viaje nocturno.
Los episodios, de mensual puntualidad, lo habían consternado de tal manera que su ansia de conocimiento se volcó hacia papers, investigaciones, dsmIV y semejantes chácharas.

Entendió lo que pasaba y con eso empezó a decirle adiós. Pero hubo una última vez, una despedida, casi intencional.

Se acostó temprano, sobrio, cansado, ansioso y quizás angustiado. Boca arriba como siempre, mirando el techo y esa lámpara fuera de tono colgada del techo. Puso sus manos en el pecho como siempre. Cerró los ojos y dejó que su inmovilidad intencional lo vaya sedando de a poco. Como siempre, empezó a notar como cada miembro iba hundiéndose en su propio sopor. También su cabeza, que flaqueó antes que el resto y abandonó la vigilia trocándola por descanso.

Durmió plácidamente 2 horas y despertó de repente. Como por un ruido, pero sin nada que fuera causa del estruendo. Se dio cuenta de inmediato porque ya sabía de qué se trataba. Escuchó ese zumbido y supo que iba a pasar una vez más. No necesitó intentar levantar un brazo para saber que iba a ser imposible. Pero fue conciente... recordó sus lecturas "científicas" y también las "esotéricas". Se acordó de las experiencias que había leido de otros. Intentó relajarse, dentro de lo que esa extraña situación permite.

Paralizado como estaba, aturdido por ese zumbido como estaba y sabiéndose en compañía de esa extraña aunque inocente presencia, se hundió en la almohada y se fue más allá. Olvidó las limitaciones de un cuerpo tieso y se acordó de las amplitudes de una mente libre en ese ámbito onírico pero conciente. En su intento por salir se sintió deslizarse, caerse de la cama de a poco, sin dolor. Creyó sentir el piso frio, sin alfombra y vio que podía incorporarse, ponerse de pie, caminar como flotando, aunque sus ojos le indicaban que allí seguía, paralizado, hundiendo el colchón.

Salió por la puerta, los movimientos eran torpes pero al menos avanzaba. Trastabillando por momentos arrastrándose, empezó a recorrer su pequeño departamento. Sintió la alfombra mullida del living y se dio cuenta de que todo, arquitectónicamente, era igual. Los muebles eran raros, diferentes, como de otros tiempos. Creyó fumar un cigarrillo, sintió que uno de sus ojos, el derecho, no veía bien. Palpaba, golpeaba, se sentaba, se paraba y volvía a trastabillar.

Y de repente volvió. Como golpeado en la nuca, se vio de nuevo en la cama, en la misma posición boca arriba, paralizado, zumbado por ese ruido sin causa, observado por ese alguien, con un brazo hacia atras, por arriba de la cabeza, tapándole un ojo, el derecho. Recordó el extraño viaje de hacía instantes. Lo comparó con lo que había leido. Parecía verosimil. Quizo moverse, levantarse otra vez pero esta vez en serio. Y no pudo. El zumbido creció. Intentó gritar pero sólo emitió un gemido sordo. Como ayudado por una brisa se sintió de nuevo liviano, elevado y antes de darse cuenta de lo que pasaba estaba ahí arriba, en el techo, viendo la lámpara incorrecta desde un punto de vista incorrecto. Fue un instante de adrenalina absoluta, inigualable, insoportable.

Hoy supone que esa adrenalina le recorrió el cuerpo y lo sacó. Le dio movilidad, lo despertó pero despierto en serio. Y ahí estaba de nuevo. Acostado, mirando el techo, moviendo el cuerpo de a poco. Reconstruyendo ese rato extraño.

Se levantó, fue al living, se prendió un cigarro, tomó un vaso de agua, fijó en sus memoria ese videoclip onírico y surrealista y volvió a la cama. Se preguntó si volvería a pasarle.

Pasó un año y la respuesta parece ser "no".

domingo, agosto 14, 2005

Diecisiete

El destino, caprichoso, los encontró en un bar. Así tenían que conocerse. Fue en un descanso, en esa isla de paz, pasada la caminata. Ella, una ironía, llevaba una flor en la mano.

Él dio el primer paso y quiso saber de ella, cómo estaba. Se estiró para espiar por la ventana y como viendo el futuro, decidió a dónde llevarla: la invitó a caminar por la puerta de bares, pizzerías, teatros.

Y ahí van ¿No los ven? Solitos pueden con eso invencible para los adultos. Sus fuerzas son como de tragedia épica. Se esconden, para ellos es fácil. En el centro nunca es difícil. Y en un baño, el anonimato, firman con un beso.

Fueron 30 días de paz y de rosas, creo que es todo lo que les importaba. Eso y un billete, un poco él, otro poco ella. Los dos juntos, bastante más que eso.

Y un día, no se porqué, se fueron, ya no los encontré. Entre los dos cargaban diecisiete. Las estrellas eran su techo, la luna una lamparita.

Y ahí van ¿No los ven? Solitos pueden con eso invencible para los adultos. Sus fuerzas son como de tragedia épica. Se esconden, para ellos es fácil. En el centro nunca es difícil. Y en un baño, el anonimato, firman con un beso.

domingo, agosto 07, 2005

Pensaba

Aquí estoy de nuevo en La Periferia, aunque no se muy bien para qué...

Pensaba en estos días. Pensaba en muchas cosas. Y entre estas cosas, pensaba en "estos días", los que estoy, estás y estamos viviendo.

Pensaba que hay momentos, delgadas líneas como la de aquella vez, que son realmente aterrorizantes. Pensaba que se puede crecer en 1 segundo, 1 minuto o 1 semana, mucho más de lo que se crece en 6 meses, 1 año, 10 años.

Pensaba en La Periferia, lejos, abandonada... Pensaba que era una terapia necesaria pero difícil de encarar. Qué pongo? Si no tengo idea qué me pasa. La Periferia es poner lo que me pasa, de la forma más creativa posible. Pero no se qué me pasa. No veo el suelo donde voy a depositar el próximo paso.

Pensaba en que hay decisiones que definen gran parte del futuro. Pensaba que esas decisiones por lo general eran inconcientes. O sea, sos conciente de que estás tomando una decisión, pero no de lo que eso implica en tu futuro. Y eso es una suerte. Limpia los vicios y da frescura a la decisión. Prima el hoy. Mañana me vale madre.

Pensaba que no tengo esa suerte. Y pensaba que puede ser una suerte no tener esa suerte.

Pensaba que soy un niño al que le dijeron que ya es hora de dejar de serlo. Y pensaba que soy un adulto al que le dijeron que ya es hora de darle cabida al niño reprimido.

Pensaba, pensaba, pensaba en los amigos, que ahí están, sin pelos en la lengua, aportando sus conocimientos (de esos que a mí tanto me faltan) y su criterio (ese que por momentos se me escapa).

Pensaba que estaría bueno compartir la decisión. No por tomar una decisión de a dos. Si no por compartir las consecuencias, buenas o malas, de a dos. Onda... "mi amor... es jugado, pero bancame en esta". No se si me explico... más claro me da fiaca.

Pensaba en que pienso demasiado.

Pensaba en mí. Pensaba en vos.

Pensaba en que, por más que no me dio la cabeza para ponerlo, mientras tanto en La Periferia un nuevo finde comenzó, y ya casi termina.

Pensaba que es hora de pelear. Hora de "basta de paz, fiera, sacá la espada, ya no te va a defender nadie más que vos". Hora de luchar por mí.

Pensaba.
Ahora empiezo a hacer.

martes, agosto 02, 2005

Buenos Aires

Se ve tan susceptible.
Ese destino de furia es lo que en sus caras persiste.

Me dejarás dormir al amanecer entre tus piernas.
Sabrás ocultarte bien y desaparecer entre la niebla.

Un hombre alado extraña La Periferia.


¿Hay otras Periferias?