jueves, junio 16, 2005

El mate

Bueno, este es el texto de un mail bastante popular que habla del mate.
Del mate como ese compañero de nosotros argentinos para todo momento y lugar. Del mate que otros, movidos por nuestro fanatismo, adoptan como propio.

El mate, dice Guille, es bebida periférica. Yo creo que es demasiado "universal" para, pobrecito, limitarlo a nuestra pequeña categoría. Pero lo que es seguro es que en nuestros momentos de periferia, sea solitaria o compartida, el mate es un excelente compañero.

Espero que nos represente mejor como argentinos que el DT de Boca el martes...
Dice lo que sigue y propongo a todos que amplien con sus usos y sentimientos hacia el mate... Va:

El mate no es una bebida, corazones de otro barrio. Bueno, sí.
Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida.

En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como rascarse.

El mate es exactamente lo contrario que la televisión. Te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo o sola.

Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es "hola" y la segunda "¿unos mates?".
Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres.
Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros.

Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan.

Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara.

Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar. En verano y en invierno.

Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos. Los buenos y los hijos de puta.

Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate.

Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.

Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates.

La gente pregunta, cuando no hay confianza: ¿Dulce o amargo?
El otro responde: -Como tomes vos.

Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas.

Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.

Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular.

Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos. No es casualidad. No es porque sí.

El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es porque ha descubierto que tiene alma.
O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera.

Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solos. Pero debe haber sido un día importante para cada uno.

Por adentro hay revoluciones.

El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores...

Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena, la charla, no el mate.

Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro toma y viceversa.

Es la sinceridad para decir: basta, cambiá la yerba!

Es el compañerismo hecho momento.

Es la sensibilidad al agua hirviendo.

Es el cariño para preguntar, estúpidamente, ¿está caliente, no?

Es la modestia de quien ceba el mejor mate.

Es la generosidad de dar hasta el final.

Es la hospitalidad de la invitación.

Es la justicia de uno por uno.

Es la obligación de decir "gracias", al menos una vez al día.

Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.

Ahora vos sabes, un mate no es sólo un mate... Calentas el agua?

6 Comments:

Blogger εїз :: miεl said...

Pelu said:

"Es el cariño para preguntar, estúpidamente, ¿está caliente, no?"

Jessica says:

"¿Me prometes que no me voy a quemar?"

16/6/05 8:06 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

La verdad que este es para mi tambièn uno de los pocos mails en cadena que conservo desde que alguien hace tiempo me lo hizo llegar (aunque algo màs reducido) porque la descripción es exactamente esa!
Y releyendo tu blog recordé que en las vacaciones alguien me habló de un libro que nunca pude conseguir (si no me equivoco es de una editorial independiente de La Plata) que se llama YERBA MATE y, según me contaron, cuenta lo que nos pasaría a los argentinos si se prohibiera (cual droga peligrosa) la yerba mate. CAOS TOTAL!!!!!
Si vos o tu cadena de lectores sabe de él y puede pasar más data... infinitamente agradecida.
Besos y gracias totales por compartir tus relatos.

16/6/05 10:04 p.m.  
Blogger Patricia Laura Patria said...

El mate es una ceremonia sin derecho de admisión.

17/6/05 8:27 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Jaque MATE!!!!

17/6/05 9:29 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

ay! Creo que es lo mas "nacionalista" que tenemos los argentinos (bue el diego y otras yerbas).
Mi primeros mates, de chica, mi mamá me los daba con leche... "mate de leche con azucar" (x la nutrición, viste)
nat***

17/6/05 10:17 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Muy azarosamente te estoy leyendo. Es el mediodía de un feriado, estoy sola, escucho a Calamaro (deje de lado los prejuicios)y por supuesto ME ACOMPAÑA un rico, rico mate.

20/6/05 10:21 a.m.  

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