lunes, junio 20, 2005

Mala noche (o lo contrario de Buen día)

Fue en uno de esos contados días de junio de 2004 que lo vieron acostarse temprano, sin salida, sin música, sin demasiada comida en la panza y sin tomar ni una gota de alcohol.

Apenas el clásico librito de turno, un sueño descomunal y varias preocupaciones de oficina en la cabeza luego de un día choques y desacuerdos.

El libro no captó su atención por demasiado tiempo. Era hora de dormir y a eso se dispuso. No costó, como siempre. Bastaba con ponerse boca arriba, piernas derechas, brazos sobre el pecho, cerrar lo ojos y dejar que el ensueño se hiciera cargo del mando de su cuerpo.

Ya en los brazos de morfeo y antes de perder la conciencia, se sintió en un dormir plácido, relajado. Todavía escuchaba a sus amigos del otro lado de la puerta. Pero no molestaban.

Recién más tarde los ruidos lo alteraron. Y es que era un sonido extraño, no eran los clásicos ruidos de la casa, esos que de tanto que aparecen pasan desapercibidos. Fue un sonido realmente diferente el que lo alteró.

La anormalidad de ese zumbido intenso contrastaba con la aparente normalidad del cuarto, que lucía tan igual, tan como siempre. La puerta abierta de par en par sólo mostraba esa otra puerta paralela semi cerrada y con el hilo de luz que alcanzaba a pasar por lo bordes. Y ese zumbido. ¿De dónde vendría?

Lo asoció de inmediato. La rigidez del sonido también era rigidez en su cuerpo. Interpretó, por esas cosas de la lógica non sequitur, virtud y vicio al mismo tiempo. Era como una máquina, estaba prendida, del otro lado de esa puerta semiabierta, y su efecto, además de ese zumbido intolerable era que su cuerpo no podía moverse.

Trató de girar más la cabeza y no pudo. Respiraba sin dificultad, pero con una presión extraña en el pecho. Boca arriba y con los brazos sobre la cabeza, extraño deja vu. A simple vista el techo, con ese blanco crema de departamento viejo, y su lámpara de cristal colgando, apagada. De reojo la puerta que tapaba el origen de ese maldito sonido-cárcel.

Intentó levantar los brazos pero fue imposible, quiso mover las piernas inútilmente. Quería pensar pero el sonido y la angustia de la parálisis no lo dejaban. Lo onírico no faltaba en ese ambiente surrealista pero tan real. Supuso que lo que lo había despertado había sido algún ruido fuerte en la casa, pensó en sus amigos, intentó pedirles ayuda. El "Nacho!!!" que ensayó no pasó de gemido, un gemido que fue creciendo en intención pero no en efecto. Inútil, desesperante.

Ya estaba haciendo mucha fuerza, con cada célula de su cuerpo, en un intento de cinética reprimido por la estática. Mientras el zumbido crecía su rigidez se iba comprimiendo. Una cosa es no poder moverse, otra peor es sentir la presión y el encierro. La fuerza descomunal y descomunalmente inútil que hacía no lograba otra cosa que intensificar el zumbido, y la angustía, y el miedo, y la incertidumbre.

Y de repente se apagó. Fueron unos 40 segundos que de repente se cayaron. Esa maldita máquina, como si alguien la hubiese simplemente desenchufado, enmudeció. Su cuerpo, ya transpirado fue encontrando los movimientos habituales. Se incorporó en la cama, su mente totalmente confundida, las manos en la cara como pasándose agua para salir del ensueño, pero secas. Se paró sobre las piernas temblorosas, caminó hacia el living, de donde supuestamente venía es ruido espantoso. Todo estaba como siempre. Nadie presente, apenas esa luz prendida que se veía por la puerta entornada hacía algunos minutos.

Miró el reloj. Sólo habían pasado dos horas desde que se había acostado. Se prendió un cigarrillo, había agua sobre la mesa y se la empezó a tomar. Buceó en su mente para encontrar respuestas al episodio. No encontró nada medianamente lógico que lo explicara, apagó el cigarro, tomó lo que quedaba de agua, ya tibia, se rascó la cabeza y se fue de nuevo al cuarto.

Las luces apagadas. La mirada en el techo y su lámpara. La mente en suposiciones absurdas. Las ansias de explicaciones depositadas en algún neurólogo a quien todavía no conocía. Y el miedo a la repetición en las venas.

Esta vez no tuvo que pasar un mes para que volviera a pensar en el asunto...

7 Comments:

Blogger tomisanc said...

Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.

20/6/05 9:16 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Creo que la periferia es un concepto muy personal. Esta tan en el centro del periférico, como lejos de "un centro" se encuentra su periferia. Por eso, creo que no deberías intentar entender la periferia, porque ya la entendes perfectamente, y por eso vivis feliz dentro de ella. Estas tratando de explicarla, cosa que para mi no tiene mucho sentido: un periférico ya la entiende. Un no-periférico no puede entenderla nunca. No podría evitar caer en simplificaciones del tipo “ah, simplemente es un colgado”, o huevadas por el estilo. Igualmente, creo que mi centralidad me está jugando una mala pasada, ya que intentando entender, simplifico “la periferia” en un adjetivo, o simplemente en una forma de ser o de vivir. Imagino (no puedo hacer mucho mas) que se trata de un concepto algo más amplio. Aburro?

Hay mas...
Nostalgia: siendo un tipo “central” (“centrado” suena horrible, y ademas no es cierto) desde el punto de vista de la periferia, creo que lo que se extraña son momentos o hechos o estados de animo o estados en general. No tanto las personas ni los lugares. Y creo, por lo que recuerdo haber leido en el blog, que estamos de acuerdo. El tema es que en esos momentos, aunque no siempre, las personas suelen jugar un papel esencial. Y por eso, algunos le ponen el nombre de alguien a aquellos momentos que extraña. Y por eso, se engaña pensando que extraña a alguien. Otros no, y por eso, sienten una cierta nostalgia, pero no pueden identificar a un persona o lugar.

En fin. Lo cierto es que últimamente te estuve extrañando. Bah, en realidad, para que no parezca que me contradigo, extrañe mucho estos dias, aquellas mañanas de mate antes de ir a laburar, aquellos domingos de taller literario en el departamento, aquellas noches de cervecita en cualquier bar de Buenos Aires, aquellas tardes de mate en la casa de tu flia, etc, etc, etc.

Perdon por la longitud y por intentar hallarle explicaciones a todo. Bienvenidos al "centro" por unos instantes.

Creo que hoy me di una panzada de peluka.
Un abrazo!

20/6/05 6:26 p.m.  
Blogger Peluka said...

Periféricos, aquí está Watta, que junto con Machías y quien les habla protagoniza esa escalofriante foto de la roca posteada más abajo.

Wata, que bueno que haya el comment al final. Valió la espera.

En ppio me parece que el comment es mucho más periférico que lo que vos decís ser. En lo único que no coincido es en el desentendimiento centro periferia, porque todos somos una cosa u otra en diferentes momentos.

Y otra cosa: no intento entender la periferia. Más bien intento entenderme o justificarme a mí mismo, a mis relaciones, a mi mundo, al mundo. Inventando esta categoría que sí, no es más que un rejunte de muchas otras, filtradas desde mi imaginación.

Yo también te extraño mi amor, a mi modo, que por lo visto no es sólo mio. Pronto repetiremos por algunos días esos rituales que no mueren a pesar del tiempo y la distancia.

20/6/05 6:52 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Tontos...

21/6/05 4:42 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Suspendo mi comentario. Me da pena interrumpir el idilio.
Que viva la Amistad caraxo!

22/6/05 8:20 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Por que son TAN lindos ????
yo los extrañññññññooooo!y mucho al duo (ahora trio) dinamicos, jodones, insoportablemente divertidos.
Wat, abri un blogg...
besos perifericos
F

22/6/05 9:07 p.m.  
Blogger Peluka said...

Lore, no suspendas comentario!! Digaló, digaló!!

22/6/05 10:25 p.m.  

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