viernes, junio 24, 2005

Periferia sensorial

...no escribo desde el martes.
Me voy a esmerar antes de la que Nati (la que ya no fuma y por lo tanto nunca seremos amigos) me rete.

No pensé demasiado en La Periferia estos días... Cabisbundo y meditabajo, me dediqué a seguir los otros blogs, conocer nuevos, leer sus comments y responder mediocremente. Y a leer. Y a otras cosas, como por ejemplo, el trabajo.

Sin embargo hubo una confirmación (o eso creo) de Periferia que me gustó... Se puede decir que La Periferia afecta bastante a los sentidos, a la percepción de la realidad, a la forma de vivir el mundo.

El gran Google (no el buscador, si no mi amigo Google) empezó su blog. Sí, esto es peligrosamente contagioso. El blog de Google, como Google, es literiario. Y empezó posteando algunas cosas por él escritas y fragmentos que lo impactaron de uno de sus cuentistas preferidos (John Cheever).

Y me dejó pensando...
Pensando básicamente en que difícilmente se me pasa por la cabeza el pensamiento "puta, que bien está escrito esto" o "este párrafo es impresionante". Y concluí, sin demasiada meditación mediante, que de alguna manera estoy más atento a la atmósfera, la sensación o el ambiente que genera el texto que al estilo, las palabras, la redacción...

Es el otro lado de La Periferia. La Periferia Sensorial. Esa que filtra nuestra conexión con el mundo. La que regula la percepción. Diferente pero atado a todo eso de "no importa el lugar, importa con quien", "no importa la persona si no lo que vivís con la persona", "no importa la cercanía, si no lo compartido, por más lejos que estemos". Y así, mil ejemplos de post anteriores.

Pero... claro, cuando retomé mi libro me condicioné. Presté atención. Subí un nivel para detectar (además de los ambientes o las sensaciones) las palabras y morfologías. Y estuvo bueno. Y rescaté un capítulo.

Es largo para post, pero es corto para capítulo. Qué dilema... Lo transcribo acá? Si.
(Cómo me gusta dialogar conmigo mismo) (cómo me gustan los paréntesis) (cómo me gustan los puntos suspensivos).

Anton Chejov, Extraña Confesión. Capítulo 18:

Era un magnífico día de agosto. El cielo era de un azul suave, pero había ya en el aire un presentimiento de otoño. Algunas hojas frescas se doraban en el verde follaje de los bosques, y los campos, ennegrecidos, parecían ansiosos de agua. Y también en nosotros dormitaba algo como el sentimiento del inevitable y pesado otoño. Se veía una próxima descarga. Era necesaria una tormenta para refrescar la atmósfera.

A mi lado estaba sentada Nadennka, en un coche liviano. Estaba pálida y su barbilla y sus labios temblaban como si fuera a llorar. Aunque el dolor llenaba sus ojos profundos, no cesaba de reir y de aparentar alegría. Vehículos de todo género, época y tamaño, circulaban alrededor de nosotros. Cerca de ellos caracoleaban jinetes y amazonas... (recorto)...

La figura descollante de la cabalgata era Olennka. Montando un caballo oscuro, regalo del conde, vestida de amazona, con una pluma blanca en el sombrero, ya ni recordaba a la muchacha de rojo. Tenía un aspecto imponente, de gran señora. Cada latigazo, cada una de sus sonrisas, estaban calcados sobre modelos aristocráticos. Había algo de provocador, de incendiario, en cada movimiento, en cada sonrisa... (otro recorte)...

-La mujer perversa es parecida al cerdo- me había dicho el doctor Voznessenski -:si se le da un poco de confianza, mete el hocico y las patas.

Pero esta explicación era demasiado simple. Nadie mejor que yo para arrojarle la primera piedra. Pero la voz confusa de la verdad me murmuraba que lo que yo veía no era ni la altivez ni el orgullo de una mujer satisfecha y triunfante: era el presentimiento y la desesperación de un inevitable y próximo desenlace. (Fin).

Creo que ahí empieza la novela. O al menos el principio del fin. Son esas situaciones para dar en un curso, onda "escriban un cuento a partir de esta situación". Lo resume todo, lo abre todo, lo describe todo. El clima y las palabras para crearlo, todo al mismo tiempo.

O es una cagada total y no tengo criterio. Pero bueno, a mi me gustó. Y por lo que dice la edición, a Borges y a Bioy también.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Soy de las que piensan que las cosas no se dan por casualidad, y si bien no te conozco demasiado, creo que no es casual que hayas elegido este capìtulo de Chejov para transcribir en tu post.
Al leerlo tuve una sensaciòn bastante parecida a la que tengo cuando te veo, te escucho o te leo.
Parece que ambos son capaces de ver en un detalle todo un universo, y ninguno de los dos se conforma con explicaciones simples.
Serà que esta forma de percibir la realidad es un sexto sentido que sòlo algunos tienen?

24/6/05 4:46 p.m.  
Blogger Peluka said...

Pocas cosas se dan por casualidad, es cierto. Pero el hecho de que me guste un capítulo no implica que me pueda considerar parecido o me relacione con el autor...
Me ruborizo Aneta.

Y ese "sexto sentido", creo yo, no es tal, sino una ganancia a un costo alto. Se ven ciertas cosas y se dejan de ver otras. De la misma manera que decía que yo siempre me quedo con el "clima" y no con las palabras que lo describen o crean.

FFF, me maree. Beso.

24/6/05 6:29 p.m.  

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