lunes, junio 27, 2005

La tele y yo

La tele y yo es una historia de amor y odio. De dependencia e histeriqueo.

No hay tele en el lugar donde vivo hace más de tres años. Es una decisión conciente. Lo fue en Buenos Aires viviendo con amigos, lo es en México viviendo sólo.

No tengo nada contra la tele. No puedo decir que sea una mierda (por más que tenga mucha mierda), no puedo decir que no sirva, no puedo decir que embobe. No puedo decir que no sea Periférica (por más que mucha gente que en ella aparezca sea todo lo contrario).

Si puedo decir que hay ciertas cosas en la vida que sin tele se viven menos. Y por lo tanto, en cierto modo, me las pierdo.

El problema de la tele soy yo. El problema con la tele es que no la se usar. Viví un mes en un hotel y no la prendí ni una vez. Hasta que la prendí y pasé a dormir 3 horas menos de lo habitual. El problema de la tele es que, como en todo, me cuesta hacer un uso medido. Y el problema de la tele es que tiene muchas cosas buenas para ofrecer, pero que son de acceso tan simple que dejamos de ver todo lo otro bueno que hay más allá de la tele.

En esta época de mi vida opto por el costo de oportunidad que implica no tener tele y encontrar momentos para, entre otras cosas, escribir este blog, leer, salir, tomar, reirme con amigos, charlar, comer, caminar, correr, boludear, escribir y leer mails, llamar por teléfono y, sobre todo, dormir más. Aunque más sean unas míseras 6 horas por día.

Mientras tanto me siento John Nash, mirando numeritos correr en la pantalla de la computadora que indican, segundo a segundo, el resultado de los partidos de Manu Ginobili, el Sub20, la selección mayor, Coria, Nalbandián, las Leonas, los Pumas, las Panteras, el Gato, la Liebre, el Conejo y el oso hormiguero.

Lo peor de todo es, que viendo numeritos correr y sintiéndome terríblemente miserable y aislado, extraño, más que la imagen del jugador en cámara lenta, el ruido del público, la voz relator o el puc... puc... puc... del peloteo tenístico.

Nada. Sólo les quería contar esta idiotez que estuvo muy presente en mi vida cotidiana los últimos 15 días. Y que después de ver Arg-México hoy en vivo, directo, color, ruido y relato, seguramente siga siendo así.

3 Comments:

Blogger Matildas said...

Con la tele me pasa lo mismo que con la cocacola. Si tengo en la heladera tomo dos litros por dia . Pero puedo estar meses sin tomar coca y realmente me gusta saber que no lo hago. Lo bueno que con la tele el acceso no es tan simple como bajar al kiosko y comprarte una botellita. Asi que uno se va acostumbrando y empieza a ser un articulo de ultima necesidad en la rutina.

27/6/05 4:46 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

O CONTRARIO A ESO, A VECES FORMA PARTE DE LA RUTINA.

27/6/05 6:27 p.m.  
Blogger Naty said...

Sí, es verdad, a mati le pasa eso. Hoy fue a comprar unos sanguches y volvió con unos sacramentos de jamón y queso y una tele de 40 pulgadas. Horrible, chicos, yo lo que espero que no lo vuelva a hacer, trataba de abrir la pantalla con un destapador, pensamos que estaba mejor...en fin.

27/6/05 10:20 p.m.  

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