sábado, noviembre 26, 2005

Hacete el loco

Si si, decí lo que quieras, mandate la parte, predicá tu madurez, solidez, aplomo.
Salí a gritar que estás bien, que sos un titán.

Y después frená un poquito.
Pensá dos veces.
Poné todo en la balanza... TO-DO.
Y date cuenta, admitilo, sos taaan frágil, tan de humo, tan volátil...

Una vez que lo hayas admitido, que hayas sangrado un rato, que te hayas dado cuenta de que sólo querés acurrucarte en la cama y hundirte en la fantasía de un libro, entonces frená de nuevo.

Tratá de entender qué es lo que te tenía allá arriba, en qué basabas tu bienestar. Y comparalo con lo que te bajó de un hondazo, lo que te hizo pisar de nuevo el pantano. Entendé, o al menos intentá entender, las diferencias entre aquel momento y este. Poné en la balanza los episodios y también compará tu manera de actuar bajo cada estado.

Comparate con el de ayer, no tan diferente.
Intentá no repetirte, renovate.
Diferenciá, separá lo estructural de lo pasajero, de lo ocasional.

Alegrate al ver que, a pesar de todo, hay algo ahí, un motor invisible, un sostén intangible que no se apaga, que te motiva, cada mañana y cada noche, cada vez que tus pies se arrastran pero se mueven, avanzan y construyen.

Qué es? No se loco, eso tenés que saberlo vos.
Ya no sos el mismo. Lo ves o no lo ves?
Hacete el loco, delirá, pero cuando te comas el guantazo, hacete cargo. Y sabé que no es nada, un simple dolor de cabeza. El tren sigue.

Ya se que estás cansado. Quién no? Es 26 de noviembre!

No es excusa.
No seas niña.

Y acordate de esas dos cosas que dice tu sabio teléfono cada vez que lo abrís a la mañana, 7,30am:
- Calavera no chilla.
- Shine!

Otro día más sin sonreir y serás expulsado del cuerpo que compartimos. Ta claro?
No te hagás el loco, que acá mando yo.

miércoles, noviembre 23, 2005

Mediasemana

El martes pareció un viernes, pero el miércoles no tuvo nada de sábado...
El finde, el lunes, ayer, hoy... por alguna razón me repetí lo mismo... no me canso de sentirme gratificado por lo que hago.

No se a cuánta gente le pase. No se si soy un afortunado o un conformista. Pero está bueno, lo recomiendo.

Sea como sea, pase lo que pase en estas semanas, creo que por primera vez en mi vida estoy realmente conforme, lleno, completo, como quieran.

Si si... hay mil agujeros, huecos, espacios sin llenar. Pero perdí muchos miedos, me gané muchos rounds, estoy bien... y bien duradero, bien tranquilizador, bien... bien... íntegro.

Lo que no? Lo que no se rellena, siempre hay con qué.

Mientras tanto sigo escupiendo al techo. Y dejando una frente franca y limpia, receptiva, en busca de ese cristal afilado. El que duela, el que vierta sangre.

Mejor me voy a dormir.

lunes, noviembre 21, 2005

Al menos para mí...

La playa, al menos para mí, es eso. Eso que decía más abajo.

Es un exorcismo, una rebelión absoluta contra la vida cotidiana, un nadismo total en el que el mayor pecado es la vuelta mental a la ciudad y sus obligaciones. Al menos para mí, la playa es un ejercio agotador, una exageración del esfuerzo físico hasta el agotamiento total de cada célula de mi cuerpo: no acepto la mansedumbre del playero descansando, no acepto el intelecto del playero lector y no acepto la recreación del playero deportivo. Al menos en mí, cada uno lo que quiera, claro.

La playa, al menos para mí, no existe sin el mar. Obviedad si las hay, pero no me refiero al mar por sus fines contemplativos o paisajísticos, me refiero al mar como centro total de acción, como principal víctima de mi afectuoso esfuerzo, como protagonista de mis horas.

Llegar a la playa es ir directo al mar. Al menos en estas playas receptivas del Pacífico mexicano donde entrar al agua no es desafiar a la gripe. Estar en la playa es, en realidad, al menos para mí, mirarla desde lejos. Mirar la playa desde el mar, no el mar desde la playa.

Los sábados, como les contaba hoy via mail a mis amigos, soy una suerte de tarzán. O mejor dicho... un quijotesco tarzán. Horas y horas adentro de ese mar bravo, desafiante. El agua, sin ser el Caribe para mí desconocido, es transparente con un tono verdoso aturquezado que concentra la atención. La temperatura invita a pasar horas y horas como si se tratara de una dulce ducha de agua tibia. Las olas... las olas son los molinos de viento, son péndulos electrizantes transformados en altísimas murallas de cristal líquido con fondo de pantalla de peces y todo.

Las horas pasan y no puedo salir. Al menos yo, encuentro en ese encuentro la razón de existir por algunas horas. El mar bravo es un desafío para mis sentidos, para mi instinto de supervivencia, para el exorcismo en el que me hago carne cada vez que puedo ir a la playa.

En un rato ya me siento parte, soy uno con ese mar y sus olas violentas, pierdo mi escencia terrestre y me hago anfibio. Todos mis movimientos se van adaptando a los revolcones, al subibaja, a la barrenada. Cuando la ola de 3 y 4 metros de altura y estallido violento viene y me encuentra mal ubicado, me entrego a la explosión atómica que me envuelve, me hago agua con el agua y dejo que el tornado submarino me haga dar vueltas y flotar como cumpliendo sueños espaciales, sueños infantiles de astronauta.

El sábado pasa y cierra con el que, dicen, es el mejor atardecer de México. El sol, grande y consumido cae lento y se mete conmigo al agua, la sombra toma el poder y el día se apaga. El cuerpo, agotado, siente el sol y el esfuerzo de pies a cabeza, disfruta de la textura arrugada y presiente lo que viene.

La noche de sábado todavía me encuentra con energías. La cabeza limpia y el cuerpo ardido ya no son los del viernes. La predisposición va disminuyendo, la oruga aprovecha sus últimos impulsos vitales, siente el dolor de alas extrañas que surgen de la nada, se entrega, volatil, expira, muere.

El domingo todo ha cambiado. Las mariposas viven un día y ese día, al menos para mí, es lánguido y doloroso. El domingo el quijotesco tarzán se transforma en un kafkiano gandhi. Todo es paz y lentitud, todo es volatil y superfluo. El vigor se transforma en debilidad, la fuerza en dolor, la actividad se limita al traslado necesario para la supervivencia y la mínima interacción social. La arena es cama, la piel arde, la cabeza late, los pies, siempre siempre descalzos, caminan lento.

El domingo ya eliminé cada demonio del viernes. El domingo ya me fundí con sol y mar. El domingo morí y estoy, lenta lentamente, resucitando para un nuevo lunes. Que ahí me espera, en mis versiones tarzán o gandhi, para encarar de nuevo esta vida lejos de la playa, bien adentro de una ciudad de 20 millones de personas.

Pero muriendo.
Y resucitando.
Siempre, cual Fénix.

viernes, noviembre 18, 2005

Esta vez sí!

Playa, finalmente playa.
A limpiar, abrir, despejar, desintoxicar.

A exorcizar, morir y resucitar.

A acordarme de esos ojos, de esas nuevas sensaciones. Que sí, me esperan al regreso, pero cada vez más débiles, con su carita de derrota, esperando ser volados de un soplido, el más fuerte y el último.

Un pico de agotamiento tal sólo puede ser reparado de esa manera... batallando con olas, revolcándose en la arena, cheleando hasta el hartazgo, caminando, corriendo, durmiendo y batallando de nuevo con las olas.

Pronóstico favorable: máxima 32, mínima 22, días despejados. Amigos. Atardecer magistral. Y toda la disposición posible para el nadismo absoluto.

Cómo ven?

Bye bye

jueves, noviembre 17, 2005

Te vi que llorabas

Un sorbo de distracción
Buscando descifrarnos
No hay nada mejor
No hay nada mejor
Que casa

Pechofrío yo?

Me pregunto cuál es el límite.
Entre jugarse por algo, alguien, arriesgar. Y excederse, pasar el límite.

Quizás son lo mismo.

No se. Me lo pregunto.

miércoles, noviembre 16, 2005

A Catalina


Hola Catalina, bienvenida.
Da gusto conocer, aunque todavía no nos veamos las caras, gente como vos. Qué alivio saber que todavía hoy, llegan quienes enfrentan la vida sin sentirse aun preparados, con las armas listas, con la coraza puesta.

Hola Catalina, te presento al mundo.
Tener la certeza de que querías empezar ya con la difícil tarea que a todos nos toca me da ánimo. Y me deja adivinarte, conocer tu futuro, hacerte grande desde ahora, admirarte y ya quererte.

Hola Catalina, enseñanos un poquito.
Mostranos que donde todos vemos las peores debilidades, los riesgos más tenebrosos y la desazón más desesperante, vos ves una lucha y un mañana. Ayudanos a que sea evidente que todo aquello por lo que nos quejamos es insignificante, accesorio, pasajero.

Hola Catalina, dejame imaginarte.
Decime si sos así pequeñita como te recreo, frágil y cristalina, luchadora hasta el agobio. Contame si con los años nos vas a recordar a todos de tu llegada apresurada. Asegurame que tus ansias de salir al mundo se van a ver reflejadas durante toda tu vida.

Hola Catalina, me presento.
Me llamo Agustín. Todavía falta para que nos conozcamos. Seguramente crezcas lejos mio, pero vas a escuchar hablar del Chele, y yo, tu tio de mentiritas, te voy a querer de lejos. Voy a admirarte por tu lucha, por tus ganas de vivir. Ya, ahora!

Ya me hiciste llorar Catalina.
Vos tenés futuro, nena, mucho futuro.

Un beso a tus papás, Cata. Deciles que los quiero mucho.

Under the moonlight

Me descubrí haciendo caras, gestualizando. No había espejos, no había, quizás, quien lo notara. Simplemente me descubrí, lo sentí, lo noté. Caras acompañando música, gestos de tristeza, depresión, ironía o sorpresa, muecas de dolor o de amor profundo, de nostalgia y alegría.

Condesa también se deja caminar de noche. Arranqué ante el dilema de quedarme clavado enfrente de la computadora, clavando whisky relajante. O salir, vaya uno a saber a dónde, a la vuelta sin plan, clavando música y gestualidad.

Francisco Marquez, parada a comprar puchos, Michoacán diagonal, cruzar el parque, a la izquierda en Amsterdam redonda, hasta Sonora. Condesa bajo la luna muta de verde a gris, Cinema bajo la luna es un arco iris opaco de muecas absurdas, que salen a la superficie cuando la cara se ocultó en sombras y el sol no encandila.

Los temas giran, como siempre, eterno loop, y cada uno es una sensación hecha gesto anónimo, justificado, "es por la música, estoy bien". Una cuadra infantil, juguetona, de paso rápido como ese xilofón cristalino. Una media cuadra nostálgica e improvisada de saxo profundo y violines maduros, memoriosos, piano al final que se queda dormido.

Vuelta a la izquierda de nuevo, bordeando el parque por Sonora recta hasta Amsterdam que, redonda, me volvió a alcanzar. Y el violín se quedó sólo, tristísimo, depresivo y añorante "ya nada será igual pero qué lindo fue". El paso se alenta, las manos salen de los bolsillos para prender cigarro y palpar esa cara que se quedó dura en un llanto reprimido "porque sólo es música".

Y el paso se hace pesado con ese éxtasis "Love Theme" que es de plomo a pesar del temblor casi espástico del piano, quizás porque ya deben ser 30 los violines, que al final lo dejan solo a uno, que llora, porque donde hay amor se llora.

Pasa el Rojo Bistro y pasa el Segundo Paso y cruzo Michoacán mientras Amsterdam se pierde en ese círculo de agua zen, cuando vuelve a mandar el clarinete, adolescente y romántico, ingenuo y liviano, una vuelta a la derecha y por Nuevo León, donde los árboles reinan en el boulevard, grises bajo la luna, como todo bajo la luna, como el piano en conflicto armónico y cadencia grave hasta estallar en cinema quemado, tragedia y desazón. Me tienta pasar esa canción, no soporto que sea tan trágica esa escena, me desespera el conflicto, pero sé, sé que aunque crece y me enloquece, esa canción siempre me recuerda lo mismo. Cuando el clima de tragedia llega al máximo todo se libera, la armonía de repente es superior, plena, omnipresente y placentera hasta extinguirse, alegre hasta el último respiro.

Vuelvo a doblar en Michoacán hasta Amsterdam. ¿Cuántas veces pasé ya por las dos esquinas diferentes que tienen estas dos calles, separadas una de otra por dos cuadras y un parque? Rojo de nuevo, Sonora de nuevo, Nuevo Leon de nuevo. Vibra el teléfono, "ok, voy para allá".

No directo, no sin antes hacer algunas cuadras de más, nomás para sentir que sigo caminando sin destino, improvisando, dejando que los pasos y los gestos sean dictaminados por la música. Ahora triste, ahora alegre. Infantil y madura, enamorada y desencantada. Viva.

martes, noviembre 15, 2005

6.10 am

Me caigo de la cama.
Anoche no me acosté ni temprano ni 100% sobrio.
El despertador estaba para las 7.

Y acá estoy. Vaya uno a saber qué es lo que turba mis sueños. Lo que me despierta como un shock eléctrico. 6.10 am.

50 minutos antes de que suene el despertador. "Calavera no chilla" lleva de nombre la alarma de las 7. Lo veo en la pantallita del celular, vizco, cada mañana, a modo de recordatorio: "Calavera no chilla".

Va a sonar en un rato y me voy a reir. "Te quedaste dormido despertador?". Hoy el calavera sos vos. No chilles.

6.10 am. A trabajar.

domingo, noviembre 13, 2005

Salir

Salir, tengo que salir.

Tengo que salir del centro, me está secando, quemando, achicharrando... Tengo que tomar aire para volver. Quiero escribir algo diferente a words, excels, powerpoints.

Pero estoy atrapado. "Es un mes más", me miento. Pero no debería ser así, debería vivir las dos cosas. Sentarme acá adelante y tener algo que decir, un relato que contar, o una boludez que declarar.

Pero no.
Estoy en el centro.
Y los hago leer esta mierda.

Si hay algo de lo que me di cuenta estos días, es que sigo siendo el mismo de siempre. Me creía cambiado, pensaba que iba a ser más inteligente para encarar determinados asuntos. Pero no, igual de boludo que hace 5 y 10 años.
Y los asuntos salen más o menos bien, parece.

Si este finde me hubiera ido a la playa, el viernes hubiera copiado, tal cual, aquel post de los ojos. Que siguen ahí, pero empiezan a titubear.

miércoles, noviembre 09, 2005

Ohm

Oooooooooooooooooohhhhmmmmmmmmmmmmm (salud)





Oooooooooooooooooohhhhmmmmmmmmmmmmm (dinero)





Oooooooooooooooooohhhhmmmmmmmmmmmmm (amor)

sábado, noviembre 05, 2005

Explanation

Alguien me explica qué pasa en La Periferia de París?
Los diarios se limitan a enumerar autos incendiados y cantidad de detenidos. No me alcanza.

En 20 años vamos hablar de octubre del 2005?

Soplan vientos de cambio, de eso no tengo duda. Se escucha un murmullo extraño. Se siente en el aire, son gritos por ahora ahogados. Cuestión de hacer silencio, parar bien la oreja, estar atentos... ¿escuchan?

viernes, noviembre 04, 2005

Recurrente

En una semana en la que el centro dominó la escena y La Periferia apenas encontró sus huecos, tuve un tema recurrente.

Un tema recurrente que dejó salir a la superficie La Periferia, mi periferia, pero provocado exclusivamente por el centro. Fue una vuelta a un viejo post que di en llamar Esquizoferia, fue volver a notar que, atado al centro como me toca en estos días, a desafíos, responsabilidades, presiones... sigue ahí, latente, ese pequeño demonio que no descansa y mantiene la conexión con lo otro, lo circundante, lo periférico.

Esta vez el asunto cuestionado fueron las motivaciones. O sea, esos vectores, fuerzas direccionales, sueños u objetivos que manipulan el hoy y lo encaminan al supuesto, añorado, esperado mañana. Mañana dentro de 10 minutos o mañana en 20 años, pero mañana.

Me cuestioné cuáles son mis motivaciones (pa qué tanta vuelta antes de decirlo) y traté de identificar cuáles son mis vectores. En corto... qué quiero? qué busco? qué me mueve? Antes de que quien sea que esté leyendo esto se desfraude, sepaló, tengalo claro, no hay respuesta.

Si de algo estoy seguro es de que el éxito no me mueve. Ni el éxito en términos de fama, reconocimiento o aparición pública ni el éxito estrictamente monetario, o sea, el auto y la casa. Y no es que digo "yo no quiero eso", quién no lo quiere? Pero sí digo y espero no arrepentirme, que no cambiaría, entregaría ni sacrificaría nada de lo que me toque hoy por ellos.

- Me motiva generar algo. Generar algo puede ser visto como un resultado futuro. Pero no tengo espacio para pensar en resultados futuros, ya me ocupé en generar, y generar es hoy, ahora.
- Me motiva vivir cosas. Y vivir cosas puede ser visto como "tener anécdotas o recuerdos". Pero no tengo espacio para pensar en anécdotas o recuerdos de mañana, ya me inunda demasiado vivir hoy.
- Me motiva hacer algo, lo que me toca, hoy, de la mejor manera posible, sorprendente, excepcional. Y hacer algo de la mejor manera posible puede ser visto como el éxito que implica la diferenciación de lo mediocre. Pero no tengo espacio para pensar en ese éxito, estoy ocupado en hacer algo, de la mejor manera posible.

Y claro, así parece todo muy fácil. Pero de dónde sale la motivación, la constancia, esa permanencia necesaria que se requiere para cumplir con algo si no puedo verlo allá, al final del camino, si no ahora, en este pasito que voy dando? Porque podré decir lo que quiera o quedarme con la fácil repetición del lugar común de moda: viví el hoy. Pero no, lo satisfactorio, al final, es a largo plazo.

Ya se, no se entiende nada. Quizás a través de la incoherencia esté buscando entenderlo yo. Y además necesito un vaso de whisky para ser coherente. El punto, clave quizás, es que no me puedo quejar de mi día a día. Pero y mañana? Cómo hago para llegar a esas metas si me importa más estar escribiendo esto que alcanzarlas?

Decía el otro día, cuando se puso en duda mi larga vida por tanto pucho... Qué me importa a mí vivir 80 años? Prefiero 35 de brillo, de deslumbramiento y de intensidad (para conmigo y para con quien toque en suerte) que 80 de sombra y preocupación. Me quedan 8. Manolo lo logró en 25. Y si, ya se, se puede brillar durante 80 años, pero no se si me da el cuero, empezando por la básica certeza de que no lo logré durante 27.

Mientras tanto soy algo parecido a feliz, sobre la base de mucho hoy, mucho ahora. Pero sé que falta algo. Lo sé con cada cigarrillo que prendo y con esos otros vicios atenuantes más. Y creo saber qué es. Y para llegar a eso tengo que mirar un poquito más adelante. Y no dejar de exprimir cada segundo y hecho fortuito que se me cruce, pero canalizando siempre hacia allá. Porque se que un día me voy a sentar a mirar tanto fuego sabiendo que todavía no se apaga.

Adolescentoide, como dice jaybi, pero así es.

Extrañaba decirlo, y se los digo, mientras tanto, acá en La Periferia, donde un nuevo finde... comienza.

jueves, noviembre 03, 2005

OK OK

Pero háganme acordar...

- No más narrativa.
- Y todo cortito, breve, sintético.

Ok?

Bueno. Voy a ensayar... un post a la blogger tradicional, de los que no me salen.

Va...

...
...

no, no me sale.

Ta mañana.


¿Hay otras Periferias?